miércoles, 19 de enero de 2011

Dos extranjeros y un forastero.(Parte V)


Me preguntaba, que podía aprender de dos chicos como ellos, sus apariencias reflejaban pereza, indiferencia y un tanto de rebeldía.
Mire hacia todos lados como buscando un pretexto, una excusa para retirarme de aquel lugar.
-Debo obedecer-pensé-los saludare nuevamente. Me acerque a donde ellos se encontraban, tome un poco de aire, sacudi el polvo en mis zapatos y los mire tratando de escalar ese árbol.
-Oigan, grité
Pero no sucedió nada, ellos seguían escalando, como si se tratase de una competencia.
-Oigan chicos, necesito su ayuda, grite con fuerza.

Uno de ellos me miro y respondió: Permitenos un minuto, ya estaremos contigo.
Eso era una buena señal, me dirigí a unas rocas que estaban cerca del árbol y me senté a esperar.
Ahora que lo recuerdo, no me había sentado desde hace mucho tiempo, desde aquella ocasión cuando me sentí frustrado.
-¿Como estarán las cosas en el Valle?-me preguntaba mientras los chicos bajaban del árbol.
-Hola, dijo uno de ellos.
-Hola, respondí.
-Dinos, en que te podemos ayudar, preguntaron.
-Quiero saber en cuanto tiempo llego al final de este camino?, les pregunte.
Uno de ellos miro hacia los arboles y me dijo: "Pues no sabemos la respuesta, en realidad nosotros no somos de estas tierras".
-Perdona nuestra descortesía, dijo uno de ellos- Soy Jeiel, de las tierras de Athem.
- Yo soy Ivri, de las tierras de Edos, dijo el otro chico mientras estrechaba mi mano.
-Y tú de donde eres?, pregunto Jeiel.
-Yo vengo del Valle de Sombra y Muerte, ¿has escuchado hablar de ese valle?, pregunte.
-Si, he escuchado algunas fabulas y mitos acerca de ese lugar pero nunca lo he visitado, dijo Jeiel.
-Es cierto, que los habitantes de ese Valle no tienen nombre?, pregunto Ivri.

De pronto, recordé que en el Valle ninguno de nosotros teníamos un nombre, todos eramos una familia pero solamente nos identificábamos por nuestros oficios o labores que realizábamos.
-Es cierto, respondí.
Ambos jóvenes, guardaron silencio.
-Desde hoy, te llamaras Forastero, dijo Ivri mientras sonreía.
Forastero, pensé- es un nombre extraño, pero me gusta-.

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